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Para O’Donnell (1994), el ciudadano no debe participar en una
democracia delegativa, sino involucrarse activamente en el policy-
making, es decir, en el proceso de formulación, aprobación y aplicación
de las políticas públicas, promoviendo el desarrollo de la gestión pública.
BIBLIOTECAS COMO AGENTES DE
GOBERNANZA CULTURAL
La gobernanza cultural se centra en la gestión y promoción del
patrimonio cultural, la diversidad cultural, las industrias creativas
y los derechos culturales. Este enfoque reconoce la cultura como
un pilar fundamental para el desarrollo integral de las sociedades,
situándola en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS) y la cohesión social. La colaboración intersectorial entre
lo público y lo privado, organizaciones comunitarias, agencias
internacionales y sindicatos representa un modelo eficiente y
democrático para gestionar servicios culturales. Esta perspec-
tiva fomenta la participación ciudadana y la cooperación entre
múltiples actores, asegurando una representación inclusiva y
diversa en las políticas culturales (Castro y Zurbriggen, 2020).
El informe mundial sobre el sector público, refuerza esta visión
al destacar cómo los gobiernos y las instituciones pueden
implementar enfoques integrados que promuevan la Agenda
2030. En particular, en la meta 4.7 de los ODS se subraya la
importancia de una educación que valore la diversidad cultural
y fomente la paz, reconociendo a la cultura como un motor del
desarrollo sostenible (Naciones Unidas, 2017).
En este contexto, las bibliotecas se convierten en actores clave,
facilitando el acceso al conocimiento y promoviendo valores de
respeto, inclusión y participación activa en la vida cultural y social.
Las bibliotecas desempeñan un papel esencial en este proceso,
no solo como espacios de acceso a la información, sino como
plataformas de interacción social que fortalecen la cohesión
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