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También abordan la brecha digital a través de iniciativas de
alfabetización digital y servicios de préstamo de tecnología,
empoderando a las comunidades históricamente discrimina-
das a participar plenamente en la sociedad digital. Además, las
bibliotecas sirven como plataformas para amplificar las voces
subrepresentadas y preservar su patrimonio cultural, mientras
los bibliotecarios facilitan el diálogo y la colaboración en temas
de justicia social. A pesar de enfrentar desafíos como recursos
limitados y barreras sistémicas, los bibliotecarios superan estos
obstáculos mediante asociaciones colaborativas, compromiso
comunitario y evaluación continua, asegurando que las bibliotecas
sigan evolucionando como espacios inclusivos que promueven
la DEI (Ghosh & Phil, 2024).

LA GOBERNANZA COLABORATIVA

Y LAS BIBLIOTECAS

En términos de gobernanza, podemos hablar la gobernanza
colaborativa cuando se da un proceso inclusivo en el que
actores gubernamentales y no gubernamentales trabajan con-
juntamente en la formulación, implementación y evaluación de
políticas públicas. Este enfoque surge como una respuesta a la
creciente complejidad de los problemas sociales, económicos
y ambientales, que requieren soluciones más integradas y par-
ticipativas. La colaboración no solo fortalece la legitimidad de
las decisiones, sino que también fomenta el aprendizaje mutuo,
la innovación y una distribución más equitativa de recursos.

En el caso de los bibliotecólogos, este concepto de gobernanza
participativa adquiere relevancia al vincular a las bibliotecas como
plataformas comunitarias que facilitan el acceso a la información
y fomentan la participación ciudadana. Según González (2016),
la transparencia, la rendición de cuentas y la colaboración son
elementos esenciales de este enfoque, lo cual se alinea con el
rol de las bibliotecas como agentes democratizadores de la
información y espacios de encuentro para la comunidad.

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