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A investigar se aprende investigando. Estos conocimientos se pueden poner en práctica
en todos los ámbitos en los que se trabaje de manera colectiva y comunitaria. La
biblioteca es uno de esos lugares en los que, aun siendo aprendices de investigadores,
podemos llegar a producir conocimiento desde el quehacer diario, los contextos,
roles y posibilidades propias. Retarse a sistematizar es una poderosa posibilidad
de ver a la “investigación” como algo posible, antes que intimidante. Si se realiza de
manera ordenada y lógica, poniendo lo mejor de nuestro sentido común a su servicio,
nos iremos familiarizando con ella hasta convertirla en algo natural y necesario
para generar nuevos saberes o resignificar los acumulados desde la práctica.
LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS COMO
CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO
Ubicándola en el contexto de los servicios bibliotecarios, la sis-
tematización de experiencias consiste en seleccionar un servicio
o un programa con el fin de hacer, o bien la recuperación de la
experiencia vivida (retrospectiva), o bien anticipar procedi-
mentalmente lo que se quiere registrar de una experiencia por
iniciar (prospectiva).
En ambos casos, de manera lógica y ordenada, se organiza un
marco procedimental, mediante el uso de diferentes recursos
y herramientas, con el fin de desentrañar los sentidos de esa
experiencia, y, a partir de allí, identificar aspectos que merecen
mantenerse o transformarse, comprendiendo que en el fondo de
estos procesos está la gestión del conocimiento de la comunidad.
En vista de que hay dos conceptos clave en el término “siste-
matización de experiencias”, vamos a particularizar cada uno
en la tabla 4.
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