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6 Hay un nuevo tipo de persona culta, que pasa por el cole- 9 Tal vez no haga falta insistir en esta idea a ninguno de los
gio y la universidad durante veinte, veinticinco años, que aquí presentes, pero sí creo que no hemos comprendido
sabe todo sobre una materia -la informática, el derecho, todavía que vivimos en una cultura que rápidamente se
la economía, la política- pero que no sabe nada de otras está fragmentando. Quedan parcelas de la excelencia de
cosas, nada de literatura, arte, historia, y quizá se le oiga antaño en alguna universidad, alguna escuela, en el aula de
preguntar: “Pero, entonces, ¿qué fue el Renacimiento?” o algún profesor anticuado enamorado de los libros, quizás
“¿Qué fue la Revolución Francesa?” Hasta hace cincuenta en algún periódico o revista. Pero ha desaparecido la cultu-
años a alguien así se le habría considerado un bárbaro. ra que una vez unió a Europa y sus vástagos de Ultramar.
Haber recibido una educación sin nada de la antigua base
humanista: imposible. Llamarse culto sin un fondo de lec- 10 Podemos hacernos una idea de la rapidez con la cual las
tura: imposible. culturas son capaces de cambiar observando cómo cam-
bian los idiomas. El inglés que se habla en los Estados
7 Durante siglos se respetaron y se apreciaron la lectura, Unidos o en las Antillas no es el inglés de Inglaterra. El es-
pañol no es el mismo en Argentina o en España. El portu-
los libros, la cultura literaria. La lectura era -y sigue sien-
do en lo que llamamos el Tercer Mundo-, una especie de gués de Brasil no es el portugués de Portugal. El italiano,
educación paralela, que todo el mundo poseía o aspiraba el español, el francés surgieron del latín, pero no en miles 15
a poseer. Les leían a las monjas y monjes en sus conven- sino en cientos de años. Hace muy poco tiempo que des-
tos y monasterios, a los aristócratas durante la comida, a apareció el mundo romano, dejando tras de sí el legado de
las mujeres en los telares o mientras hacían costura, y la nuestras lenguas.
gente humilde, aunque sólo dispusiera de una Biblia, res-
petaba a los que leían. 11 Representa una pequeña ironía de la situación actual que
gran parte de la crítica a la cultura antigua se hiciera en
8 En Gran Bretaña, hasta hace poco, los sindicatos y movi- nombre del elitismo; sin embargo, lo que ocurre es que en
mientos obreros luchaban por tener bibliotecas, y quizás todas partes existen cotos, pequeños grupos de lectores
el mejor ejemplo del omnipresente amor a la lectura es el de antaño, y resulta fácil imaginar a uno de los nuevos
de los trabajadores de las fábricas de tabaco y cigarros de bárbaros entrando por casualidad en una biblioteca de las
Cuba, cuyos sindicatos exigían que se leyera a los traba- de antes, con toda su riqueza y variedad, y dándose cuen-
jadores mientras realizaban su labor. Los mismos trabaja- ta de pronto de todo lo que se ha perdido, de todo de lo
dores escogían los textos, e incluían la política y la historia, que -él o ella- ha sido privado.
las novelas y la poesía. Uno de sus libros favoritos era El
Conde de Montecristo. Un grupo de trabajadores escribió 12 Así pues, ¿qué va a pasar ahora en este mundo de cam-
a Dumas pidiendo permiso para emplear el nombre de su bios tumultuosos? Creo que todos nos estamos abro- 8
héroe en uno de los cigarros. chando los cinturones y preparándonos.
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