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Su implementación en las bibliotecas es igual: solo hay que tener
imaginación y pensar qué puede ser lo mejor para estas personas.
Con seguridad todo ajuste es bienvenido por una PcD. Identificar
y mitigar barreras (tabla 3), también exige, en muchos casos,
abiertamente, preguntarle al usuario de qué manera considera
que se le puede hacer más asequible el uso de los servicios.
Para hacer efectivos estos principios, es clave el uso de tec-
nologías asistivas, como audiolibros, subtítulos, software de
reconocimiento de voz y materiales en formatos alternativos,
además de la capacitación continua del personal bibliotecario
en sensibilización e inclusión. Las bibliotecas deben no solo
ofrecer recursos accesibles, sino también diseñar programas de
alfabetización inclusivos, promover la equidad y documentar las
adaptaciones implementadas como buenas prácticas institucio-
nales (la sistematización vine bien en estos casos).
Al eliminar barreras y garantizar un acceso equitativo, los ajustes
razonables contribuyen al desarrollo personal y profesional de
todas las personas, consolidando a las bibliotecas como espa-
cios transformadores comprometidos con la diversidad y los
derechos humanos.
Un PIAR es un formato es varias instituciones, pero también es
una herramienta en la que las instituciones pueden planear y, a
la vez, registrar el proceso de una persona con discapacidad,
garantizando el derecho y la igualdad.
Todos sabemos lo que es un ajuste, pero cuando hablamos
de razonable, nos estamos refiriendo a lo que cualquiera
sin ser especialista y con los recursos que tenga a la
mano puede hacer, sin que eso signifique que no debamos
propender por mejorar y buscar recursos para hacerlos
cada vez más focalizados, eficaces y especializados.
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