Page 150 - Reflexiones para la política de internacionalización de educación superior en Colombia
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Reflexiones paRa la política de inteRnacionalización de la educación supeRioR en colombia
importancia es cada vez más acentuada en las políticas nacionales e institucionales,
los porcentajes siguen siendo muy bajos y la duración de la experiencia ha venido
en declive.
En el año 2012 se celebró en Europa el vigésimo quinto aniversario del emble-
mático programa europeo Erasmus, financiado por la Comisión Europea. La cele-
bración se dio en medio del temor de que el programa fuera víctima de su propio
éxito, debido al aumento del número de participantes y a la reducción de sus fon-
dos. En 1987, 3.244 estudiantes pasaron una parte de su período Erasmus en otro
país miembro. 3 millones de estudiantes han seguido su ejemplo en los últimos 25
años y el número de países ha crecido de 11 a 33, incluyendo países no miembros de
la Comunidad Europea, entre los que se encuentran Croacia, Islandia, Liechtens-
tein, Noruega, Turquía y Suiza. El presupuesto del programa para el período 2007-
2013 fue de 3,1 mil millones de euros.
Más que en el número de estudiantes internacionales, el impacto del programa
se ha reflejado en la internacionalización y en la reforma de la educación superior.
Erasmus ha allanado el camino para la reforma de la educación superior europea en
el marco del Proceso de Bolonia; ha sido un piloto para el sistema de transferencia
de créditos ECTS y ha motivado una mayor apertura hacia la adhesión de los países
de Europa Central y Oriental a la Unión Europea, así como para otros países que
aspiran a ser miembros. También sirvió de inspiración para la cooperación entre
Europa y el resto del mundo, y para iniciativas similares en otras regiones, que,
desafortunadamente, han tenido poco éxito. El programa ha estimulado tanto a los
gobiernos locales como a las instituciones de educación superior para desarrollar
estrategias europeas e internacionales.
A pesar de contar con estas historias de éxito, existe una creciente preocupa-
ción por analizar el fenómeno solamente en términos de números y porcentajes,
desconociendo el valor del contenido y la calidad de la experiencia internacional.
En los primeros años de Erasmus, el éxito y el impacto del programa se basaron en
el entusiasmo de los profesores para encontrarse con sus colegas, y la posibilidad
de aprender acerca de sus planes de estudios y conocer sus métodos de enseñanza.
Erasmus se ha alejado de aquellos días de inspiración y se ha convertido en todo un
ejercicio burocrático, en el que sólo cuentan los números. Si el programa Erasmus
volviera a su enfoque en el currículo y en los aprendizajes que promovía en el pasa-
do, no solo se mejoraría la calidad de la experiencia, sino que también aumentaría el
interés de los profesores y los estudiantes, lo que tendría como probable resultado
que los números también mejoraran (véase De Wit, 2012).
Estudiar en el extranjero como parte de un programa académico local es un
fenómeno que también aumentará en los próximos años y que se convertirá en un
factor importante en otras regiones diferentes a Europa, América del Norte y Aus-
tralia/Nueva Zelanda. Esto también tendrá un efecto motivacional sobre la movi-
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