Page 5 - El avasallador fenómeno de la internacionalización sobre la educación superior
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beneficiarios y el fortalecimiento de redes —por defecto— para establecer
                      oportunidades frente a los objetos institucionales —misionales y visionales—.
                      No obstante, el saber encontrar esta oportunidad es todo un desafío toda vez
                      que los menos aventajados —para el caso de Latinoamérica y África— nos
                      encontramos en situaciones de inestabilidad social (subdesarrollo) que no se
                      acopla a los paradigmas de las sociedades “desarrolladas”. Y entonces, ¿dónde
                      está la oportunidad para nosotros?, ¿cómo hacemos para encajar en contex-
                      tos de internacionalización de la educación superior con tan aparente poco
                      desarrollo?, ¿qué podemos ofrecer si no hay tecnología de punta, o un gran
                      campus que se alinee con los estereotipos conocidos para atraer estudiantes
                      o profesores?; la respuesta radica precisamente en nuestras carencias, allí es
                      donde yace nuestra mayor oportunidad, es decir, en la manera creativa como
                      podamos convertir nuestras más dolientes necesidades en congruencias para
                      el desarrollo, en tierra fértil para la investigación, en la ocasión para la verdade-
                      ra transferencia del know-how como espacio propicio para la reflexión perma-
                      nente en el discurso del repensar una educación que transforme las sociedades
                      y afecte las economías para que estas sean justas, humanizadas y tendientes a la
                      evolución de su propio sistema educativo. De nada sirve movilizar sujetos que
                      regresan a sus países de origen con preludios de grandeza al haber logrado ver
                      cómo es el desarrollo aparente, gimotear sobre nuestras falencias y no utilizar
                      lo visto, aprendido y vivido para aportarle a su contexto circundante o peor
                      aún a su propia realidad. El éxito en la movilidad académica internacional de los
                      sujetos no se da cuando las instituciones logran sacarlos del país y demostrarlo
                      en sus indicadores, esta se da cuando ellos regresan, en cómo se involucran
                      en una transformación cercana de su espacio vital (personal y académico); y
                      es precisamente allí cuando el accionar institucional debe tener más fuerza,
                      contundencia y ser arriesgadamente estratégico.

                      ¿Un fenómeno que toma fuerza para América Latina?


                      La promoción recientemente emitida por la Cumbre Iberoamericana de Mi-
                      nistros de Educación y la Organización de Estados Iberoamericanos para la
                      Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) de tratar de beneficiar la formación
                      a través de un espacio compartido en proyectos de educación de más alto
                      desarrollo,  se ha convertido en un importante ejemplo de composición y
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